3.9 El Nuevo Papel del Estado
Lo que le falta a este país es definir un proyecto de nación de largo plazo, que desde ahora aproveche la crisis del modelo neoliberal para gestar un nuevo modelo de desarrollo, que identifique las limitantes del mercado y reconozca las limitantes y bondades del Estado benefactor, ambos pueden coincidir a través de una síntesis histórica que quede sellado con un nuevo pacto nacional, para ello será prioritario establecer una agenda de gobierno que diferencie lo importante de lo urgente, que dé rumbo al país más allá de los procesos electorales y de quien resulte ganador.
Mientras sigamos con la visión minimalista que reduce día a día la capacidad de construir visiones futuras, el país seguirá atrapado en dimes y diretes como los vistos en los últimos días. Si bien las diferencias son parte de la pluralidad, éstas no deben ser obstáculos para que el Estado mexicano recupere su propia dignidad, mientras la politiquería esté por encima de la técnica y de las políticas, mientras todo se piense en función de intereses mezquinos por llevar agua a su molino, mientras los partidos y los actores no salgan de la nube por la que andan, el país entero se rasgará las vestiduras sin que haya verdaderos cambios sustantivos que propicien un mejor desarrollo.
El nuevo pacto nacional se puede trazar con definiciones claras y necesarias, entres las que podemos inicialmente señalar las siguientes:
Establecer una política industrial de larga duración, que entienda que todos los países desarrollados lo han logrado a través de una estrategia de largo plazo, que desarrolle ramas de las industrias que ofrezcan ventajas tanto para el mercado interno como para el de exportación. Aunque hoy en día hay críticos de la industrialización, no ha llegado el momento de prescindir de ella, se puede industrializar con el debido cuidado al medio ambiente, esto es posible. La industria genera un alto valor agregado donde se especializa la misma. En este momento no hay en México una política industrial, por consecuencia caminamos con los ojos cerrados, tapando hoyos y abriendo otros. Nuestra industrialización debe aprender de casos, como los vistos y probados por los países asiáticos, una política muy rígida para consolidar las ramas industriales que hayamos definido y, por otra parte, ser flexibles en los procesos de producción de esas mismas ramas que favorezcan la innovación tecnológica.
El Estado, a través del gobierno, debe construir una política de fomento empresarial que coadyuve a la formación e inversión de capital nacional, éste deberá estar acompañado de un marco institucional de nueva cuña que cree las condiciones institucionales que los empresarios necesitan, nuestras actuales instituciones se han vuelto obsoletas y en lugar de favorecer el desarrollo, en ciertos momentos se han convertido en un verdadero muro de lamentos, pues en lugar de incentivar al fomento empresarial lo desgastan, esto no significa que los empresarios inviertan en donde se les dé la gana, sino que estarán ligados de manera articulada a la política industrial que esté construida por los miembros del Estado mexicano. En otras palabras, el fomento empresarial estará dirigido, promovido, protegido y sancionado. En este momento no existe una verdadera política de fomento empresarial, sino que el gobierno trata a cualquier precio de atraer inversión extranjera y nacional, sin un plan de acción, en esta nueva propuesta se trata de que las empresas que se instalen, ya sean de capital nacional o extranjero, estén debidamente identificada con el modelo de desarrollo industrial trazado en el país, por ello el papel de las instituciones será fundamental como regulador, promotor y sancionador que rápidamente dé respuesta a los múltiples conflictos de intereses.
El Estado deberá ser el agente central que resuelva los conflictos de intereses entre el capital y el trabajo, es decir, deberá sentar las bases de un nuevo acuerdo entre los empresarios y la clase trabajadora, de tal manera que disminuya las tensiones históricas entre estos dos actores de la actividad económica. Además deberá responder a los conflictos de intereses entre las empresas mexicanas o extranjeras instaladas en nuestro territorio, deberá atender todos los casos de controversias entre los mismos empresarios y mantendrá a raya a quienes decidan actuar por su libre albedrío. En este sentido, el nuevo papel del Estado deberá ser el de un gran agente central, fuerte y vigoroso, con visión y con estrategia, al mismo tiempo que sancionador de aquellas prácticas desleales que inhiban nuestras expectativas de consolidación de ramas industriales. Resolver conflictos tales como la monopolización, los oligopolios creados de los dueños del dinero, etc., resolver conflictos es poner en su lugar a cada quien, donde mejor sirva para la estrategia de largo plazo.
La construcción de la visión de futuro, reclama que la actual clase política sea capaz de sentarse en la mesa redonda del país, no a rascarse la panza o a bostezar por lo aburrido del tema, sino a de verdad trabajar en cómo lograr ese mejor México que añoramos, no se trata de dejar sus diferencias o de negociar silencios a cambio de prebendas, no se trata de ir a ver cuántos recursos logramos obtener o si me dejarán gobernar o no, es sentarse a trabajar con un nivel de tolerancia que nos permita escuchar y ser escuchados. Mientras esto no pase seguiremos siendo producto de nuestras mismas sombras.
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